"La mayor parte de mi vida he estado lidiando con estas sombras, porque muy temprano empecé a conocer que lo eran. Siendo yo muchacho, todos decían que era peligrosísimo tomar otro cualquier alimento después del chocolate.
Mi entendimiento, por cierta razón
que yo entonces acaso no podía explicar muy bien, me disuadía tan fuertemente a
esta vulgar aprensión que me resolví a hacer la experiencia, en que supongo
tuvo la golosina pueril tanta o mayor parte que la curiosidad. Inmediatamente
después del chocolate, comí una buena porción de torreznos y me hallé tan
lindamente, así aquel día como mucho tiempo después, por eso me reía de los que
estaban dominados por el miedo ."
Fragmento del "Teatro
crítico universal del P. Feijoo (1726-1739).
Un
comisario y un barbero fueron los principales acusados de producir la peste con
"cuerpos de hombres, niños de leche, apestados vivos, puestos a hervir en
un caldero". Los polvos así confeccionados se soplaban con ciertas cañitas
sobre tiendas, iglesias, confesionarios. La gente moría. Se complicó a
comerciantes, caballeros de San Juan, curas,
frailes: todos "untadores
". Se mató de modo cruel a los acusados que aceptaron su papel. Si se
negaban a reconocer nada, se consideraba también como signo evidente de
culpa."
Adaptado del artículo "El
ballet del inquisidor y la bruja" de J.Caro Baroja. 1976.
Lo que sigue es
el resumen de un proceso penal llevado a cabo por el tribunal de la Inquisición
de Toledo en el S. XVII. Este tribunal religioso se encargaba de las causas que
tenían relación con la fe y la moral, pero sus métodos no eran diferentes de
los de los tribunales reales.
Un buen día el doctor Simón de Haro, cura de
la parroquia de San Lorenzo en Toledo, presenta ante el tribunal del Santo
Oficio de la Inquisición de aquella ciudad una denuncia escrita y firmada por
él contra Alonso de Alarcón en la que lo acusa de haber cometido actos y
proferido palabras de blasfemia. Era el 2 de .Junio de 1635. La
denuncia pone en funcionamiento a la Inquisición y Alonso de Alarcón es
detenido tres días después y encarcelado. Se inician las investigaciones,
tomando declaración a numerosos testigos para presentar los cargos principales
que son los siguientes:
"Que un día de Pascua de Resurrección
Alonso dijo que "Nuestra Señora no fue casada, sino amancebada y que
fornicó con muchos". Que en otra ocasión había dicho que "su hija
Francisca estaba más virgen que Nuestra Señora del Sagrario ". (...) Que un viernes, estando al parecer sano,
comió perdiz. Que una noche estando enfermo en su cama y después de haber
recibido la extremaunción, tiró un crucifijo de madera al suelo e intentó
golpear con él a unos vecinos. (Este es el cargo central de la acusación).
Esta fase del
proceso duró aproximadamente un mes, y todo ese tiempo estuvo encarcelado el
acusado. En otros casos más complejos, podía durar meses o años.
Después se
pasaba a la fase probatoria. Para probar las acusaciones se somete al acusado a
tortura. Como sufre hemiplejia (parálisis de la parte derecha del cuerpo) solo
se le aplica esta en la parte izquierda. Los escribanos copiaban todo lo dicho
en la sala de tormento. Sirve como
ejemplo este fragmento:
Fuele dicho que diga la berdad antes de
berse en el trabajo que le espera.
Dijo: -Dios me faborezca y la Virgen. Pero
yo no tengo qué decir.
Y estando desnudo le fue mandado sentar en el banquillo, y le fue dicho
que diga la verdad.
Dij: .- iAy, Señor! iDios y la
Virgen me valgan! (...)
Varias veces pidió el acusado que
le dijeran qué debía decir. y le leyeron la acusación, pero debía ratificar
quién le oyó decir eso, pues no se le informaba de quién le acusaba. Si no lo
sabe, volvían a torturarle pidiéndole que dijera la verdad. El acusado nombraba
a todo el mundo que podía conocerle, pero argumentando que en ese momento
estaba fuera de juicio. El tribunal aduce entonces que no podría ahora
acordarse de lo que dijo fuera de juicio y se le vuelve a torturar hasta que
diga la verdad. Toda la declaración del acusado debe coincidir con la
acusación. En este caso Alonso perdió finalmente el conocimiento y no se le
volvió a torturar, acabando el tormento sin resultado probatorio contra el reo,
lo cual no impidió que continuase otro año en la cárcel (pensemos que estaba
casado y con hijas) para ser condenado finalmente con cien azotes y cinco años
de destierro.
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